PASTORES BELICOSOS Y OVEJAS CONFUNDIDAS

Sacerdote Carlos Urrutigoity

Lo que está sucediendo actualmente en Ciudad del Este no es nada nuevo, ya que viene ocurriendo esto desde el mismo momento en que fue instituida la religión Católica Apostólica Romana. 


Grandes peleas ocultas tras tontas nimiedades pero que encubren cruentas luchas por el control del poder. Distintos bandos disputándose el dominio por el control de las posiciones claves dentro de la jerarquía eclesiástica. 


Eso ha provocado grandes divisiones, primero fue en el año 1054 con el Cisma de Oriente, en donde se oponían los católicos y los ortodoxos. Pero fue alrededor del año 1507 cuando comienza a gestarse un gran cisma en Europa, debido fundamentalmente a la gran corrupción eclesiástica. 

En Alemania, una gran cantidad de fieles se alinean detrás de Martín Lutero. Mientras tanto, en Suiza pasa algo similar con Juan Calvino y Ulrico Zwinglio, quienes son los principales impulsores del cambio.

En Inglaterra ocurren una serie de acontecimientos que desembocan en el año 1534, cuando se origina la separación de la Iglesia Católica, para constituirse en la Iglesia Anglicana. A partir de allí, las iglesias protestantes no han dejado de crecer.

Teniendo en cuenta que en el siglo XVI casi toda Europa era católica y apenas unos 300 mil protestantes. Hoy en día los católicos cuentan con 1200 millones, mientras que los protestantes suman unos 800 millones.

Monseñor Pastor Cuquejo

Ese crecimiento tan grande se debe a la falta de actualización de algunos puntos irritantes del dogma católico que ha provocado que muchos de sus fieles emigren a otras religiones. Los dimes y diretes, chismes, y demás comentarios extraoficiales han terminado por socavar hasta los mismos cimientos del Vaticano. 

Desde los turbios manejos del dinero de la donaciones, la implicación con grupos mafiosos o la dudosa muerte de Juan Pablo I. 
Sin embargo, el tema más urticante que viene martillando en la mente de los fieles católicos, desde la década del 70, del siglo pasado, es el asunto de la pedofilia.

Monseñor Rogelio Livieres Plano

Algo que durante siglos se mantuvo en un sepulcral secreto, pero que con las reiteradas denuncias hechas en EEUU, divulgadas rápidamente por la prensa, ha hecho que otros, en distintos países, tomaran valor y decidieran acusarlos ante la justicia. 

Anteriormente, la Iglesia Católica intentaba por todos los medios de enfriar el asunto, negando todo hasta el fin, o usando los medios que fueran necesarios, siendo el más utilizado, el indemnizar a las víctimas y trasladar al agresor, en lo posible a otro país. 
Eso evitaba de buena manera, el castigo penal así como el bochorno que esto representaba para la cúpula del Vaticano. Esto fue determinante para que muchos feligreses migraran a las iglesias protestantes, siendo Brasil el país que más creció en este sentido.

En nuestro país, la cosa no ha sido muy diferente de lo que ha sucedido en el resto del mundo. Hubo muchísimos casos de abusos a menores y la población, a medida que se iba enterando, comenzó a rebelarse, dejando muchas veces de asistir a las misas dominicales como una forma de protesta.

Sin embargo la verdadera piedra del escándalo ha sido el sorpresivo entredicho sostenido entre el Monseñor, Pastor Cuquejo (Obispo Metropolitano) y el Monseñor Rogelio Ricardo Livieres Plano (Obispo de Ciudad del Este). 

La cuestión fue que cuando llegó a estado público la información que el sacerdote argentino Carlos Urrutigoity, residente en CDE, era un consumado pederasta internacional, a Cuquejo solo le bastó con remover el cuchillo en la herida de Livieres Plano, ya que el cural era un protegido del obispo esteño.

Este último ni corto ni perezoso le contestó sacando a relucir la artillería pesada. 

Pero el tema no es ni remotamente un problema entre homosexuales o abusadores de niños, sino como más arriba se dijo, es ocupar los espacios de poder. Livieres representa en Alto Paraná al Opus Dei (ultraderecha) quien domina toda Europa, pero en América Latina se encuentra en total desventaja, ya que esta parte del mundo es patrimonio casi exclusivo de los seguidores de la Teología de la Liberación (ultraizquierda). 
El padre Carlos Urrutigoity, causante directo del escándalo, fue tachado por la prensa extranjera como una grave amenaza para los jóvenes. Ya sus maestros del seminario, en Argentina, lo tenían conceptuado como poseedor de conducta homosexual.

Luego comenzarían sus andanzas sexuales, en 1999, ya estando destinado a Suiza. Más tarde pasaría a Pennsylvania, tres años después. Al poco tiempo fue nuevamente denunciado por abusar de un adolescente y manosear a otros. 

Hoy, Urrutigoity se ha convertido en la mano derecha del monseñor Rogelio Livieres Plano, quien lo protege a pesar de tener serios antecedentes por abuso sexual a menores y una conducta sexual indebida tanto en Suiza como en los Estados Unidos. El llamado de atención de Pastor Cuquejo no pareció importarle a Livieres, por lo que consideró un caso, para él terminado. 
Sin embargo, cuando el caso de Urrutigoity llegó a las primeras planas de los diarios capitalinos, fue porque Pastor Cuquejo había solicitado la reapertura de una investigación contra el sacerdote argentino Urrutigoity, en torno a denuncias de pedofilia y homosexualidad.

Esto provocó el furibundo estallido de monseñor Livieres. Ante la primera cámara de tv que se le presentó, se despachó indignado que “le parece mal, que una persona tenga pecados, fallas, nadie es impecable, pero él (Cuquejo) cometió un delito, porque cometió homosexualidad demostrada” 

La clave para entender el berrinche de Livieres, es que él considera a Ciudad del Este como su feudo privado, por eso declara ante un medio: “se metió en mi diócesis, así que se metió contra mí; dejó a la Santa Sede como idiota, porque la Santa Sede terminó la investigación en el 2002 y dijo que no había más y se acabó”. 
Y no satisfecho con esto, atacó al ex obispo y presidente Fernando Lugo, al declarar: “Sabíamos que el hijo por el cual él se fue, no es ninguno de los que apareció en diarios ni que reconoció, así que hay otro hijo por ahí”. 
Esta pelea de conventillo sigue siendo una cortina de humo para esconder una clásica lucha por el poder y nada más. Mientras tanto los fieles asisten sorprendidos a tan espectáculo.payasesco.

Livieres vs Cuquejo


Enrique Vargas Peña (foto de hoy.com.py)

Una sórdida disputa entre obispos de la Iglesia Católica ocupó, la semana que pasó, la atención de la opinión pública paraguaya: El obispo de Alto Paraná y Canindeyú, Rogelio Livieres, reveló que el arzobispo de Asunción, Pastor Cuquejo, fue investigado por el Vaticano por su supuesta homosexualidad, como respuesta al pedido de Cuquejo a que se investigue a un sacerdote acusado de abuso de menores que recaló en la diócesis de Livieres. 

Aunque, según me explicó en la 9.70 AM el presidente de la Conferencia Episcopal, Claudio Giménez, obispo de Caacupé, el caso ya está en manos del Vaticano, lo expuesto en la disputa pone en evidencia algo que cualquier persona mínimamente sensata ya sabía pero que los creyentes se resisten a ver: Los “pastores”, que es como pretenden ser reconocidos los ministros religiosos, son personas normales, comunes y corrientes que carecen de cualquier atributo que las distinga de sus “ovejas”, que es como acostumbran a despreciar a los fieles. 

La historia del cristianismo es un muestrario monumental acerca de esta falta de atributos especiales de los ministros, desde la querella en la que san Pedro fue derrotado por san Pablo acerca de hacer o no proselitismo fuera del judaísmo (en el así llamado Concilio de Jerusalén), hasta los escándalos de prostitución o asuntos sexuales que últimamente destruyeron las reputaciones de varios evangelistas norteamericanos (Jimmy Swaggart, Jim Baker, Parker Benna, Ted Haggart, por citar los más famosos). 

Los “pastores” cristianos han buscado desde siempre la manera de impedir que su falta de atributos capaces de diferenciarlos de sus “ovejas” derive en un cuestionamiento de su autoridad para imponer castigos y condenas a los fieles que, como puede ver cualquiera que estudie un aunque sea un poco la cuestión, no son distintos a ellos, en nada. 

Los “pastores” cristianos, en efecto, se erigen a sí mismos en maestros de moral y buenas costumbres y su autoridad se centra, principalmente, en el poder que reclaman para “atar en el Cielo lo que atan en la Tierra” y condenar, castigar y hacer sentir culpables a todos aquellos que no se someten a sus instrucciones. 

Es decir, los “pastores” dicen que lo que ellos condenan, Dios lo condena; lo que ellos castigan, Dios lo castiga; y la culpa de desobedecerlos es la misma de desobedecer a Dios. 

Y para sostener esa autoridad a pesar de dos mil años de evidencias, predican que cuando ellos fallan son personas normales, pero que cuando castigan y condenan, el Espíritu Santo (una de las tres personas de Dios mismo) es el que actúa. 

Nunca, en estos dos mil años de cristianismo, pudieron contestar por qué Dios puede intervenir cuando castigan y condenan pero se abstiene de hacerlo cuando fallan. Cuando un “ministro” condena a algún fiel por algún pecado, Dios actúa a través de él. Cuando el “ministro” peca, Dios dejó de actuar a través de él.
Según el cristianismo, Dios es omnipotente, omnisciente, omnipresente y si puede intervenir para que los “pastores” castiguen y condenen a las “ovejas” desobedientes, es evidente, es obvio, es lógico, que podría intervenir para que los mensajeros de Su justicia sean personas mínimamente consecuentes con lo que predican. Pero no lo hace. 

Es muy raro. Dios, que según el cristianismo interviene en algunos seres humanos para hacerles santos y para obrar sus milagros a través de ellos, se abstiene de intervenir para preservar la buena conducta de sus “ministros”. Haciendo santos, prefiere a “ministros” no santos, cuestionables, inconsecuentes con lo que predican. Es muy raro. 

El cristianismo siempre se opuso a que sus fieles se hagan una pregunta muy simple con respecto a esta cuestión, una pregunta que surge lógicamente de esta cuestión: ¿Será cierto que Dios, omnipotente, omnisciente, omnipresente, que muestra su misericordia haciendo santos pero no garantiza la coherencia de sus “pastores”, actúa en realidad a través de esos “pastores” cuando estos condenan y castigan a sus “ovejas” y las llenan del miedo al fuego eterno del Infierno? 

El cristianismo nunca pudo explicar por qué Dios prefiere condenar y castigar a sus fieles a través de personas incoherentes en lugar de hacerlo a través de santos, que viven en coherencia con lo que predican. 

La disputa entre los obispos Livieres y Cuquejo muestra que los “pastores” cristianos no son coherentes con lo que predican y que cuando condenan o castigan lo hacen muchas veces desde la hipocresía más pura y más dura y siempre como un mero ejercicio de autoridad que es independiente de la coherencia de sus propias vidas. 

Cuando la autoridad se ejerce con independencia a la coherencia de la vida de quien la ejerce, cabe siempre la duda sobre si la ejerce con ecuanimidad, sobre si la ejerce con sentido de justicia, sobre si la ejerce sin que su arbitrio se imponga indebidamente. 

Artículo publicado en la edición del domingo 08 de junio de 2014 de La Nación (). 

Materiales en otros medios relacionados al mismo tema:
Ultima Hora: Zafios, de Benjamín Fernández Bogado ().

ABc: Amargo y repetido sabor, de Mabel Rehnfeldt ().

UN MUNDO PATAS PARA ARRIBA

Realmente estamos viviendo en un mundo donde las cosas se hacen al revés, que por obra de la casualidad, contradice a todas las enseñanzas que nuestros padres o mayores nos lo han inculcado desde la infancia. 

Y aunque se diga comúnmente que con la edad uno va endureciendo el carácter y formando un resistente caparazón protector, ante lo que uno ve con sus ojos o se entera por los diarios o los noticieros, eso no es verdad. 

Temas que a esta altura de la civilización ya tendrían que haber sido superados, al menos en el plano ético y moral. Pero parece que estas disciplinas enseñadas a temprana edad van a contramano con la realidad cotidiana. 
Cosas tan básicas que recuerdan aquella canción de María Elena Walsh llamada “El reino del revés”, por lo que nos hace constantemente dudar de nuestro juicio. 
No cabe en ninguna cabeza, en su sano juicio, que aquellos que deberían impartir una justicia pronta y barata, sean exactamente los mismos encargados de corromperla. Esto involucraría a todos aquellos que tengan algo que ver, con la larga cadena de eslabones que intervienen en el acto de administrar justicia. 
Aunque parezca mentira, toda la sociedad se ha mercantilizado de tal forma que aquellos quienes deberían cuidar de nuestra salud, en muchos casos la destruyen. 
Es inentendible que el gran esfuerzo que hacen los padres por darle a sus hijos la mejor formación académica posible, sea solo una muy triste burla transmitida en todos los niveles de enseñanza, en el que un alumno participe.
Por lo tanto, es seguro que al terminar cualquier carrera universitaria, en alguna de las nuevas universidades de morondanga, que han brotado como hongos, egresará un profesional mediocre. Siendo estas “altas casas de estudio” solo un comercio encargado de destruir al conocimiento. 
También podremos encontrar gobiernos hipócritas que pregonan su amor al pueblo y defender a brazo partido, el achicamiento de la brecha entre ricos y pobres. 
Sin embargo son estos mismos gobiernos que con discursos populistas, manipulan a la gente de tal forma que, poco a poco, y casi sin darse cuenta van silenciando a la prensa, reprimiendo manifestaciones pacíficas.
Incentivando las condenas para los pequeños “ladrones de gallinas” pero “carta blanca” para los grandes saqueadores del Estado. Eso es una forma también de destruir la libertad.
Cuando la prensa deja de ser objetiva, perdiendo de vista la noticia, para manosear toda la información, algo anda mal. Especialmente cuando los intereses mezquinos, las ansias de poder y la honestidad se superponen, es ahí que se destruye la información. 
Cuando los hombres hacen de la religión, un medio bajo y sucio de comercio, y que les permite enriquecerse a costa de la manipulación de los sentimientos, entonces algo anda bastante mal. 
Y si a esto se le agrega que algunos santurrones inventan dogmas insistiendo que ellos son más importantes que la vida misma, entonces si la religión destruye la moral. 
Cuando la gente que está fuera del circuito financiero quiere acceder a un crédito, para crecer comercialmente, es muy probable que jamás lo logre. 
Pero es muy factible que con otro tipo de gente, que tenga mucho más nombre y un buen respaldo económico tendrá las puertas abiertas, para que pueda hacer, con tranquilidad, “lavado” de grandes cantidades de dinero, que le dejará a la entidad, mayores comisiones que prestarle dinero a un pobre. Con esto se puede decir que los bancos, si destruyen la economía. 
Es muy doloroso ver como todo se encuentra ahora, completamente de cabeza. Donde ser un mero espectador de un genocidio, en vivo, por un canal de televisión, en cualquier país africano, es mucho menos grave que matar un pobre animal indefenso, en una plaza de corrida, por simple y estúpida diversión. 
Que se puede esperar de un mundo donde la forma de vestir con ropa de marca tiene más valor social que devolver una billetera completa a su dueño. 
Como es posible que la entrega de una pizza a domicilio llegue mucho más rápido que una patrullera de la policía. 
Que el sueldo de un bombero voluntario apenas le alcance para sobrevivir, él y su familia, cuando arriesga su integridad física en cada salida y salva decenas de vidas humanas, mientras que cualquier concejal de morondanga que trabaja cuando quiere y sin horarios que lo controlen, vive como un jeque árabe. 
En nuestro mundo, los animales son simplemente más nobles, confiables, fieles, cariñosos y por supuesto mejores amigos que la mayoría de los seres humanos. 
Que uno sale a la calle asustado e inseguro, no sabiendo, a ciencia cierta, si es que regresará a su casa. 
En caso de ser asaltado nunca tendrá certeza que quien lo está apuntando con un revolver es un asaltante o un agente de policía que está fuera de servicio. 
En muchos lugares de nuestro asombroso planeta, presentarse como contrabandista, es todo un honor y eso conlleva cierto exótico estatus, sabiendo que esto es una actividad totalmente ilegal y castigada severamente por la justicia de todos los países. 
Estamos en un mundo donde vender marihuana o cocaína es un grave delito, sin embargo es totalmente legal vender cigarrillos y bebidas alcohólicas, que arrastran mucho más muertes, según estadísticas mundiales, que cualquier otra droga. 
Es una verdadera aberración que se prohíba el aborto cuando miles de mujeres mueren en las camillas de falsos parteros. Que no exista la esterilización química para los violadores en serie. 
Que sea vergonzosa la muerte asistida para aquellas personas que se encuentren en estado vegetativo y sea irreversible. Que se prohíba la pornografía cuando las telenovelas diarias muestran cosa aún mucho peores.
Nuestro mundo ha cambiado radicalmente, ya que todos los valores y principios inculcados por nuestros mayores prácticamente se han extinguido y por lo tanto, todo es ahora dominado por el caos. 
La ética y la moral son prácticamente cosas del pasado y por lo tanto hablar de ello en esta época es más difícil que encontrar una aguja en un pajar. Si no revertimos todo esto, en poco tiempo, terminaremos deshumanizandonos y bien podría suceder lo que muchas películas de ciencia ficción ya han anticipado.